Desde enfermedades a tradiciones religiosas, pasando por siglos de opresión, existen multitud de razones por las que miles de millones de personas no comen cerdo.

La raíz de por qué muchos evitan el cerdo está en la Biblia, en particular en la Biblia hebrea, o lo que los cristianos llaman el Antiguo Testamento. El Libro del Deuteronomio es explícito en su prohibición del consumo de cerdo, como en el capítulo 14, en sus versículos del 5 al 8,

"Puedes comer cualquier animal que tenga la pezuña dividida y que rumie [...] El cerdo también es impuro; aunque tiene la pezuña dividida, no rumia. No debes comer su carne ni tocar sus cadáveres".

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