“Lore” (“Otalur de Yeleen”), ha tenido cachorritos con “Bazter” (“Bazter de Yeleen”). En sus 7 días de vida, los cachorros reciben el alimento de su madre y son estimulados por esta en sus funciones vitales. Nada puede sustituir el “mimo” y atención de una buena madre hacia sus cachorros. Pero no siempre es así. Hay factores genéticos y/o comportamentales, así como condiciones que inclinan la balanza peligrosamente hacia la desatención y el desinterés, haciendo zozobrar la supervivencia de algunas camadas. Todo forma parte del proceso imparable e implacable de selección, ya que ésta no siempre resulta adecuada, justa, equilibrada, interesante y “natural”. Nosotros, muchas veces inconscientemente, podemos ser los agentes de esa desafortunada inclinación, por eso es importante estar suficiente y adecuadamente informados a la hora de dedicarnos, puntual o habitualmente, a criar. Desde la responsabilidad y bajo un esmerado pero, para la madre, deseablemente imperceptible control, en Yeleen, desde el mismo momento del parto, apostamos por “dejar hacer” ya que creemos que si han llegado “hasta donde han llegado” (en los aspectos fundamentales) no ha sido, precisamente, por nuestra “magistral” y antropocéntrica intervención, sino por las veces que se ha dejado fluir en ellos, madre y cachorros, la esencia, pura y maravillosa, de su naturaleza. Muchas gracias, Mami “Lore”, te estás portando como una campeona.