MERCADO. Es por todos bien sabido que si se quiere comer bien y entender la comida popular de un lugar el primer sitio donde hay que ir es al mercado. No sólo por los changarritos de comida sino por los ingredientes e historias que allí se encuentran. Hoy tocó el mercado de Campeche. Mi primer parada es con Cucho, el maestro de los recados. Me llevé medio kilo de mezcla para hacer escabeche, el cual sirve para aves, principalmente. Es de los mejores que he probado. De hecho, la mezcla para escabeche es para elaborar un platillo a mi estilo para dejarlo de manera permanente en mi Fonda, como un homenaje a la cocina campechana. También compré recado banco, para bistec, el cual me interesa para hacer pruebas con carne asada, deshebrada y así. De ahí me pasé a tres puestecillos a probar de todo; negritos, panuchos, tortas de relleno, tacos de lechón, empanadas de cazón, garnachas. Di un paseo general por el mercado, conversé con gente y conocí ingredientes raros. Porque de eso se trata, no sólo de andar como turista pendejo sacando selfies y fotos;  hay que indagar, convivir, probar, conocer la historia de un lugar (y las historias de la gente). Vi a unos turistas paseando por el centro histórico; se la pasaron sacando fotos, comprando pendejadas y checando sus redes sociales. De seguro y cuando llegaron al cuarto de hotel encendieron la TV a ver una película. Tiene que ser broma. Venir a Campeche a ver tele, al chile. La gente ya no viaja como antes. Hoy andan alienados, estando pero no estando, viendo sin ver y sacando fotos y videos a fuerza de no tener ya memoria para recordar.  A la verga con los turistas. En fin, Campeche es la mamada. Hay que regresar pronto.